Este mes de Junio con el calor y las vacaciones a la vuelta de la esquina, nos surgen mil ideas de las que hablar en este blog de sexo.
El tiempo libre aumenta y también las ganas de pasarlo bien... ¡pero con salud! Dado que en este blog queremos hablaros de todo lo que envuelve al sexo saludable, este será el mes de las enfermedades relacionadas con el sexo. Sean de transmisión sexual o no, hay muchas situaciones que pueden hacer que nuestro cuerpo no esté tan sano como desearíamos. Desde aquí, queremos ayudaros a saber cómo detectar un problema y cómo ponerle solución.
Comenzamos con un tema que seguro que muchos habéis ya buscado en Google y es que...
Se calcula que
más del 50% de las mujeres tendrá al menos alguna vez en la vida un problema de
cándidas.
La candidiasis es una infección
causada por el hongo Candida spp. El más habitual suele ser Candida
albicans aunque existen diferentes especies más. Un pequeño número de éstas
viven en nuestra piel de la zona vaginal pero son absolutamente inofensivas ya
que forman parte de la flora vaginal. Cuando el estado fisiológico de la
persona o el pH o las condiciones de la vagina varían, pueden estos hongos
multiplicarse y dar lugar a la infección con sus correspondientes síntomas. La
toma de antibióticos, el estrés o la diabetes también afectan a nuestro
organismo en este sentido. Incluso la capacidad de nuestro sistema inmune es
relevante a la hora de luchar contra estos gérmenes.
Las condiciones ambientales más favorables son calor, humedad y zonas poco
aireadas por lo que puede haber infección no sólo en la vagina sino también en
la boca, la garganta, la ingle y la zona del pañal. No se cataloga la candidiasis como una enfermedad de transmisión sexual propiamente puesto que ya
habita en nuestra piel. Pero malos hábitos de higiene sexual
pueden hacer que estos se multipliquen dando lugar a la infección. Recordar que en el embarazo puede también tenerse este tipo
de infección sin que represente un peligro para el bebé.
Los síntomas son variados y puede que no se presenten todos. Hay que prestar
atención a un cambio en el flujo, que suele convertirse en más viscoso y
blanquecino. Causa picor, rojez, incomodidad o hasta dolor en la zona más
externa -la vulva-. Destacar también que no siempre es oloroso este flujo
aunque si huele, suele recordar a levadura. Estos síntomas pueden revertir
solos aunque la mayoría de veces se requiere de un tratamiento para solucionar
el problema.
Si es la primera vez que tienes estos
síntomas, debes acudir al médico. Hay diferentes opciones de tratamiento y
seguro que alguna de ellas es ideal para ti:
- Tópico: Existen óvulos o cremas que se aplican en el interior de la vagina con un aplicador. Puede ser una aplicación única o continuada durante algunos días. Se recomienda hacer por la noche puesto que al estar estirados a la hora de dormir, el producto permanece más rato en el cuerpo. El principio activo más típico suele ser clotrimazol.
- Oral: existen los antifúngicos orales químicos como el fluconazol pero existen también tratamientos naturales igual de efectivos a base de aceites esenciales. Al ser ambos más fuertes y agresivos que el tratamiento tópico, no deben tomarse en el embarazo.
En cualquier
tratamiento por el que os decidáis, siempre podéis contar con la ayuda de un
profesional sanitario. Una vez más, el farmacéutico juega un papel importante
puesto que se puede visitar sin pedir hora y con la total confianza. Tanto si
te automedicas porque no es la primera vez que te pasa como si realmente no
sabes como abordar el tema, consulta cualquier duda y así evitaremos
infecciones recurrentes.
¿Qué más nos puede ayudar?
No usar ropa apretada o sintética, ni dejar el bañador húmedo en contacto
con nuestro cuerpo, usar ropa interior de algodón, no usar jabones perfumados
en la zona íntima.
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