domingo, 30 de junio de 2013

El sexo seguro

Llevamos 30 días hablando de enfermedades de transmisión sexual y de algunos remedios caseros o de personajes famosos que también han sido "infectados".

Desde el punto de vista farmacéutico y de profesional de la salud, es mejor prevenir que curar. Es por ello que en este artículo de hoy daremos unos cuantos consejos generales sobre qué podemos hacer para estar sanos como un roble.

Datos a tener en cuenta:
- Existen más de 50 tipos de ETS
- Una vez te has infectado, puedes volverte a infectar en un futuro. No existe inmunidad como con la varicela por ejemplo.
- Un individuo puede tener más de una ETS a la vez.
- No todos tenemos la misma predisposición a infectarnos.
- Las tasas de nuevos infectados por enfermedades como sífilis o gonorrea han aumentado considerablemente.

Tipos de contagio:
- contacto directo
- relaciones sexuales
- parenteral (por sangre)
- de madre a hijo al nacer

Comportamientos de riesgo:
- Personas sexualmente activas con más de una pareja sexual en los últimos 6 meses.
- Personas con historial de ETS
- Personas cuya pareja ha tenido muchos contactos sexuales
- Personas cuya pareja padece una ETS

Complicaciones de las ETS (si no se tratan adecuadamente):
- cáncer
- infertilidad
- complicaciones durante el embarazo que afectan a madre y feto
- enfermedad inflamatoria pélvica


Una vez tenemos todos estos datos de entrada... ES EL MOMENTO DE PREVENIR. Y se puede hacer desde 3 niveles diferentes. Vayamos por órden:

  1. Prevención primaria - Actividades para prevenir el contagio. Se realizan antes de que aparezca la enfermedad. Es el elemento más útil puesto que una buena educación para la salud nos ayudará a ser adultos sexualmente responsables. Este blog, por ejemplo, pretende ser una herramienta para la prevención.
  2. Prevención secundaria - Muchas veces las enfermedades de transmisión sexual no presentan síntomas. Por ello, es importante realizar visitas a profesionales de la salud que nos ayuden a detectar posibles enfermedades en fase inicial y así seleccionar un tratamiento eficaz. ¿Cada cuánto debemos hacernos una prueba de ETS? Deberíamos hacernos la prueba al menos una vez al año. Si tenemos comportamientos de riesgo (de los que ya hemos hablado), puede hacerse incluso cada 6 meses. Recordad que no todas las enfermedades se manifiestan unas horas después del contagio. Hay veces que al infectarnos, un análisis de sangre no da positivo hasta 3 meses después. 
  3. Prevención terciaria - Al tener los resultados clínicos o al notar ya síntomas físicos es vital que un médico nos dé un tratamiento concreto para luchar contra la enfermedad. Así evitaremos que se contagie nuestra pareja o parejas sexuales.
Si seguimos los consejos, podremos tener una buena salud sexual.


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