domingo, 1 de septiembre de 2013

Vivir sin sexo

Puesto que estamos repletos de sensualidad en el verano, no queríamos olvidar a la gente que NO LO NECESITA. Sí, hay gente que quiere y puede vivir sin sexo.

Encontramos un artículo en el diari ARA y puesto que está en catalán, hemos querido traducirlo y transcribirlo para nuestro blog y que así podáis leerlo todos.

El artículo original es de Selena Soro y se publicó el 27/08/2013. Si queréis leer el original (en catalán), haced click AQUÍ.


Vivir sin sexo: la asexualidad empieza a salir del armario

“El coito es el castigo por la felicidad de estar juntos”. “El coito con la persona amada puede llevar a la pérdida del amor”. La primera es una frase que Franz Kafka escrivió en sus Diarios, entre 1910 y 1923; y la segunda, una afirmación que hizo su amada, Milena. El autor de La metamorfosis es sólo uno de los muchos personajes que han mostrado rechazo por el sexo. De artistas como Salvador Dalí -con su “el sexo no es para mí”-, Isaac Newton, Fréderic Chopin, Immanuel Kant o, hasta el dictador Adolf Hitler también se ha dicho muchas veces que eran asexuales. Algunas veces, hasta incluso ellos lo han dicho abiertamente. Morrissey, el líder de The Smiths, afirmó que no podía imaginar su cuerpo respondiendo a los estímulos sexuales y, de hecho, sus canciones "Pretty Girls make graves" y "Will never marry" pueden considerarse un canto a la asexualidad.
Contrariamente a lo que mucha gente piensa, la asexualidad no tiene nada que ver con el celibato, que es una opción voluntaria. Un asexual, en cambio, es alguien que no experimenta ningún tipo de atracción sexual. Los pocos estudios que aún hay sobre esta orientación -así la definen muchos- señalan que tan solo un 3% de la población mundial es asexual.
David Jay es una de estas 213.463.200 personas y es también el fundador de la comunidad de asexies más grande del mundo, AVEN (The Asexual Visibility and Education Netwok), con más de 80.000 miembros.

Una adolescencia difícil
Él se dio cuenta que era asexual cuando tenía solo 13 años: “Mis amigos hablaban de atractivo de sus actores preferidos, y esperaban que yo hiciera los mismo. Pero no podía, no encontraba nada dentro de mí que pudiera dar sentido a todo aquello. No era capaz de sentir si una celebrity era sexy o no. Me asusté mucho, pensé que estaba estropeado y que nunca podría contactar con nadie”, explica a ARA desde California, ya con 31 años.


Relaciones de pareja

Según Jay, el hecho de autodenominarse asexual es una herramienta que tiene sentido sólo si puede ayudar a entenderse a uno mismo. “Yo era alguien realmente asustado socialmente. A mí, identificarme como asexual ha hecho que me pregunte quién soy y cómo quiero que sea mi vida íntima. Ahora siento que sé cómo construir una relación y cómo crear amistades para ser feliz; no tendría nada de esto sin mi identidad asexual”, subraya el fundador de AVEN, que este verano ha celebrado el segundo aniversario con su pareja, también asexual.

“Aunque no haya sexo, tenemos un gran nivel de intimidad. Hay confianza, compromiso, y tenemos muchas conversaciones sobre nuestra relación. No me atrae la sexualidad de la otra persona, pero sí que hay atracción por su inteligencia, su bondad o su simpatía. Estas son las cosas que me enamoran y que hacen que nuestra relación funcione”, concluye David Jay.

Lo más difícil para él fue aprender a relacionarse con la gente de otra manera: “Tan pronto conseguí estar más cómodo conmigo mismo, encontré una manera alternativa de establecer relaciones íntimas y conectar con la gente”, recuerda, y pone como ejemplo que, ahora, cuando alguien le habla de lo sexy que es un actor, ya no se siente incómodo, porque no puedo puede llevar a su terreno y contestar: “Pues yo, si pudiera tener una larga conversación con una celebrity, escogería esa otra”.


Asexuales románticos

Los asexuales que tienen pareja se denominan a ellos mismos asexuales románticos: pueden enamorarse y establecer vínculos realmente fuertes con sus compañeros. Aquellos que no están interesados ni en el sexo ni en el amor, por contra, se autodenominan asexuales arománticos. Marta, una catalana miembro de AVEN, es un caso intermedio. “Me gustan los chicos y me siento atraída por ellos, pero hace diez años que no me enamoro y no tengo especial interés en tener pareja. Si surge con un asexual, pues surge. Hay que dejar que las cosas fluyan. Pero si no sale, tampoco sufriré, explica, y añade que algunos de AVEN la definirían como aromántica por decir eso.

Para ella, quienes lo tienen más difícil son los asexuales románticos, aquellos a quienes sí les interesan las relaciones amorosas. “Si no encuentran una pareja asexual, los románticos están destinados a estar solos, porque... qué persona sexual es capaz de dejar de lado sus necesidades? ¿O qué asexual sería capaz de condenar así a su pareja?”, opina. Según Marta, hay asexuales románticos que a menudo pueden aceptar tener relaciones: “Pero son los mínimos y, si estás teniendo un gesto de amor con tu pareja sexual pero para ti es un sufrimiento, no tiene sentido”, argumenta.
De todos modos, para esta catalana, la principal dificultad de una persona asexual es vivir en un mundo tan sexualizado. “Parece que si no te interesa el sexo tienes una enfermedad o que aún tienes que madurar”. Con esta idea es muy difícil que los asexuales salgan del armario: “Se esconden, y yo siempre digo que esconder quien eres desgasta muchísimo”. Marta se ha encontrado con todo tipo de reacciones cuando ha explicado que es asexual. “Desde el tópico que aún no he encontrado a la persona adecuada hasta que asexuales sólo pueden serlo las plantas, pasando también por el muy típico: 'A tu edad yo pensaba lo mismo y mírame ahora' ”.


Salir del armario

Actualmente, la comunidad asexual está luchando -sobretodo en los Estados Unidos- para ser incluida en el colectivo LGTB (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales), un reconocimiento que, según ellos, facilitaría muchísimo el proceso de concienciar a la sociedad sobre la existencia de esta otra realidad. En Cataluña, aunque la asexualidad es más visible que en el resto del estado, explica Marta, no hay un movimiento muy fuerte de la comunidad asexual: “Se realizan encuentros entre asexuales, hablamos sobre el tema y hacemos un poco de debate... pero aún cuesta porque hay mucha gente que no está de acuerdo en hacer visible la asexualidad o que tiene vergüenza de verse cara a cara con sus iguales”, concluye.

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